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Berg eligió una amplia variedad de registros vocales para Wozzeck, desde las tesituras más agudas en ciertos roles masculinos principales –el capitán es un tenor bufo, como el que aparecería en un título de Rossini, mientras que el Tambor Mayor es un tenor heroico propio del repertorio wagneriano– a las más graves, como algunos papeles menores escritos para contralto (Margret, la vecina de Marie) o bajo profundo (uno de los obreros). Esta circunstancia, a la que hay que añadir también barítonos líricos y una voz de tiple para el hijo de Marie y Wozzeck, hace que la ópera necesite de un reparto variado y muy especializado. En las funciones del Liceu, habrá un solo elenco, formado por voces muy trabajadas como las de Torsten Kerl –el heldentenor que hará de Tambor Mayor–, Beñat Egiarte –tenor ligero, en el papel del loco– o Peter Rose, un bajo bufo, también de la tradición belcantista, pero adaptado al expresionismo hiriente de Berg en el rol del Doctor.

Dentro del reparto, de todos modos, hay dos voces fundamentales: la de Wozzeck, escrita para barítono, y la de Marie, para soprano dramática. Matthias Goerne, uno de los cantantes más competentes de su generación, especialista en lieder y en música sacra del barroco –discípulo del gran Dietrich Fischer-Dieskau, además– será el encargado de defender a Wozzeck, un rol que exige a un cantante de gran fortaleza, experiencia y control para hacer creíble el viaje de la alienación a la esquizofrenia del protagonista. A su vez, la soprano holandesa Annemarie Kremer, muy versada en papeles veristas y en el expresionismo del siglo XX, será la encargada de pulir los muchos matices de Marie. El reparto se completa con las aportaciones de los tenores Mikeldi Atxalandabaso (el Capitán) y Peter Tansits (Andres, el amigo de Wozzeck que primero percibe su locura), conformando un repertorio equilibrado entre veteranía y juventud, sabiduría y entusiasmo, tan necesario para afrontar una partitura tan exigente. Al frente de la orquesta del Gran Teatre del Liceu estará Josep Pons, el director musical titular del teatro, que tras haber dirigido títulos de Wagner, Strauss o Rimsky-Korsakov, prosigue así su propio viaje personal por algunas de las obras cumbre del modernismo de finales del siglo XIX y principios del XX.