Acto I, coro, Norma
«Casta diva»
La sacerdotisa Norma llega al claro del bosque donde se reúne su pueblo, a la espera de que les conduzca a la guerra contra los romanos. Pero Norma opta por la paz: se dirige al altar con una rama de muérdago en la mano y reza una plegaria a la luna, materializada en Casta diva, una de las piezas más famosas y exigentes del repertorio para soprano lírica. En cualquier caso, es interesante enmarcar Casta diva en el conjunto de la escena que comienza con el recitativo Sediziose voci, voci di guerra y que concluye con la cabaletta frenética Fine al rito, uno de los momentos más vibrantes de toda la ópera y que también pone a prueba la capacidad vocal y respiratoria de la soprano estelar.
Acto II, Norma, Adalgisa
«Deh! Con te, con te li prendi»
Tras conocer que Pollione la ha abandonado, Norma intenta vengarse de su amado con un acto terrible, el asesinato de sus dos hijos. Pero consciente del horror, Norma se arrepiente y pide a la sacerdotisa Adalgisa que se haga cargo de ellos y los lleve al campamento romano con Pollione. En esta larga escena, las dos sacerdotisas se lanzan a un dueto virtuoso de más de diez minutos –sumando el recitativo y la cabaletta– en el que cada nuevo compás supera en dificultad y agilidad al anterior. Uno de los momentos más esperados de la ópera y una muestra del talento de Bellini para construir melodías claras, de una belleza resplandeciente como pocas hay en todo el repertorio del bel canto.
Acto II, Norma, Pollione
«In mia man alfin tu sei»
Pollione ha sido capturado por la tribu gala cuando acudía al encuentro de Adalgisa, y Norma se queda a solas con su amado para interrogarlo. Pollione se enfrenta a una ejecución, pero Norma le ofrece una salida: podrá recuperar su libertad y salvar la vida si acepta abandonar a Adalgisa para siempre. Esta es una escena cargada de reproches, dolor y una tensión amorosa que roza la amargura, pues Pollione está dispuesto a elegir la muerte si no puede tener el amor de la rival de Norma. El dueto tiene fases virtuosas, pero es sobre todo un ejercicio de contención emocional que ayuda a sacar de los cantantes su registro dramático más brillante.