En escena

En escena 'L'incoronazione di Poppea'

Calixto Bieito dirige una producción en la que los personajes nos mostrarán lo peor de su mundo interior: el narcisismo, la vanidad, la lujuria y la adicción a la mentira.

La partitura de L’incoronazione estuvo extraviada durante siglos, y no se rescató hasta 1888: si hoy podemos disfrutar de esta ópera es por puro milagro. Ahora bien, lo que tenemos son dos copias tardías de finales del siglo XVII; el original de Monteverdi se ha perdido, y en esas copias hay leves discrepancias que indican que, años después del estreno de 1642, la ópera se siguió representando pero con añadidos de otros músicos, entre los que se contaría Francesco Sacrati. ¿Cuál es la mejor versión? Realmente, no hay una versión ni auténtica ni definitiva, lo que obliga a interpretar L’incoronazione di Poppea tomando diferentes decisiones musicológicas, y más sabiendo que el dueto final no lo escribió Monteverdi, pero que es inevitable acabar la ópera así. La versión que escucharemos en estas seis próximas funciones en el Liceu es la que ha establecido Jordi Savall a partir del documento más antiguo que existe –el libreto– y manteniendo al máximo la fidelidad del texto original a partir de la música conservada. Savall es un consumado especialista en música antigua y barroca –y en Monteverdi en particular–, y las decisiones tomadas son respetuosas con las partituras y, a la vez, consecuentes con la intención escénica de Calixto Bieito. Seguramente, nunca sabremos cómo era la primera versión de Monteverdi, pero sí podremos escuchar la versión más fiel a su espíritu original.

Savall dirigirá las tres primeras funciones y de las tres últimas se encargará el maestro Luca Guglielmi, ambos al frente de la formación Le Concert des Nations, una de las orquestas barrocas más competentes de las últimas décadas. En cuanto al reparto lírico, los dos papeles masculinos principales, los de Nerone y Ottone, los cantarán dos de los contratenores más celebrados de los últimos tiempos, el australiano David Hansen –que alcanza con facilidad el registro de mezzosoprano– y el barcelonés Xavier Sabata, un consumado contralto. Monteverdi escribió estos dos papeles para castrados, y es razonable que sean los contratenores quienes los defiendan en la actualidad. El papel de Seneca lo cantará el bajo argentino Nahuel di Pierro, mientras que serán dos mujeres excepcionales y especialistas en música barroca quienes se encarguen de los roles femeninos principales, la soprano francesa Julie Fuchs como Poppea, y la checa Magdalena Kožená como Ottavia. La soprano estadounidense Deanna Breiwick cierra la lista de los primeros papeles dando vida a Drusilla y aportando al conjunto un perfecto equilibrio entre juventud y veteranía en el que se mostrarán un pleno dominio del lenguaje barroco y ese punto de frescura y libertad que también necesita la ópera del siglo XVII.