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Playlist 'L'incoronazione di Poppea'

Compuesta para la temporada de Carnaval de 1642 en Venecia, L’incoronazione es una de las mejores muestras conservadas de la ópera del siglo XVII. Escrita por Giovanni Busenello, explica el intento de la noble Poppea, amante del emperador Nerone, para alcanzar el trono de Roma como emperatriz. Para ello, no dudará en prostituirse, traicionar y provocar la muerte de sus rivales. Una exploración de la maldad.

Prólogo. La Virtù, Fortuna, Amore

En el comienzo de la ópera se produce una disputa moral entre el dios Amore y las diosas Fortuna y Virtù. Cada una asegura ser la que tiene mayor influencia en las acciones de los hombres, y en este diálogo a tres bandas tenemos una impecable síntesis estética de lo que vendrá acto seguido. L’incoronazione en conjunto mantiene un bello equilibrio entre pasajes recitados y cantados, y la gravedad de su argumento está salpicada oportunamente de momentos humorísticos. En este prólogo los personajes tienen espacio para buscar el canto bello, la expresión contundente y la mejor intención teatral.

Acto I. Ottone

«E pur’io torno qui qual linea»

Ottone ha regresado a Roma tras una larga campaña militar en Lusitania y descubre que su amada Poppea es la nueva amante del emperador Nerone: de la ilusión del regreso pasa a la decepción por el engaño en una larga pieza individual –con pasajes ariosos y otros recitados– que reúne varios colores expresivos: un inicio lírico exultante, una segunda parte oscura y apesadumbrada, y una conclusión enérgica. L’incoronazione es una ópera muy exigente para los cantantes, que si bien no funciona con la estructura de arias del estilo barroco posterior, sí obliga a tener una técnica teatral mucho más trabajada.

Acto III. Poppea, Nerone

«Pur ti miro, pur ti godo»

Este no fue el final creado por Monteverdi, pero poco después del estreno en Venecia se empezó a utilizar en representaciones posteriores, y actualmente es imposible desligar L’incoronazione del dueto final que celebra la unión sentimental definitiva de los malvados Nerone y Poppea. Atribuida a Benedetto Ferrari, esta pieza lírica de belleza sublime, con una de las melodías más sensuales de la historia, permite concluir la ópera con la ambigüedad moral que merece la obra, ya que expresa el triunfo de la pulsión sexual y el deseo de poder por encima de cualquier otra virtud humana.