En escena

En escena

Don Pasquale es un título principal del bel canto italiano –una de las últimas obras maestras que daría el género en su expresión más pura–, y eso significa que la melodía brilla en todas las escenas de la ópera. Sin embargo, el trabajo orquestal de Donizetti fue profundamente renovador en su momento, y en varios aspectos Don Pasquale se acerca al Verdi del futuro a la vez que se aleja del modelo pasado de Rossini. La música y la acción están estrechamente ligadas, hay una dimensión teatral trabajada, y el secreto está en la partitura, repleta de matices expresivos: no es un mero acompañamiento de la melodía, sino una fuerza en sí misma. Este es el aspecto que ha atraído al director musical del Gran Teatre del Liceu, Josep Pons, para abordar las nueve funciones de Don Pasquale: sacarle brillo a la orquesta, buscar al compositor imaginativo, y no solamente lírico y exultante, que fue Donizetti.

De todos modos, sin un excelente cast de grandes voces no hay bel canto posible y el cuarteto principal de Don Pasquale estará defendido por un equipo equilibrado de veteranía y juventud, experiencia y frescura y, por supuesto, humor y emoción. En el rol titular tendremos a Carlos Chausson, uno de los mejores bajos-barítonos bufos de su generación, y a su equivalente italiano, Alessandro Corbelli. Ambos llevan años cantando y puliendo los detalles del personaje, empapándolo de los matices tiernos, grotescos o absurdos que lo hacen adorable. El personaje del Dottor Malatesta, mucho más pícaro, lo cantarán dos barítonos jóvenes: el polaco Andrzej Filończyk y el barcelonés Carles Pachón.

Entre las voces agudas que deben dar vida a la pareja de Ernesto y Norina habrá también mucha juventud y, sobre todo, confianza en el talento emergente. Los tenores que darán vida a Ernesto serán el donostiarra Xabier Anduaga y el peruano Iván Ayón-Rivas, ganador del concurso Operalia de 2021. Y Norina, ese papel tan difícil, y a la vez tan divertido, estará en buenas manos, en las de la joven tarraconense Sara Blanch –una estrella firme del Liceu actual–, y la barcelonesa Serena Sáenz, que ya nos deslumbró hace dos temporadas con otro gran papel de Donizetti, Lucia di Lammermoor.