En el papel estelar de Tosca contaremos con cuatro de las mejores sopranos dramáticas del momento: Sondra Radvanovsky, Emily Magee, Maria Agresta y Monica Zanettin.
Por muy conocida y representada que sea Tosca, eso no ayuda a que cantarla sea menos difícil. Es más, a medida que pasa el tiempo, y cuanto más se asienta en el repertorio y en el imaginario colectivo, más exigente resulta la ópera, al menos para las tres voces principales, a las que se les exige no sólo oficio y técnica, sino una inmensa credibilidad dramática y la responsabilidad de estar a la altura de la historia (y de la Historia). En ese aspecto, el elenco diseñado para las próximas funciones cumple con todas las garantías, ya que los papeles de Tosca, Cavaradossi y Scarpia recaen en cantantes con experiencia, fiabilidad actoral y una técnica superlativa. Para Floria Tosca tendremos hasta cuatro sopranos dramáticas de larga y sólida trayectoria: la italiana Maria Agresta cantará en siete funciones –incluida la del estreno–, Emily Magee lo hará en cuatro fechas y la diva norteamericana Sondra Radvanovsky lo hará en dos, el 17 y el 20 de enero. Finalmente, Monica Zanettin asumirá el papel en una única función, la del 12 de enero. Junto a ellas habrá tres grandes Cavaradossi –los tenores spinto Michael Fabiano, Joseph Calleja y Antonio Corianò, dotados con un bello timbre de voz y una rotunda potencia pulmonar– y dos Scarpia dotados con voces fuertes e intimidantes, como son el barítono serbio Željko Lučić y su colega georgiano George Gagnidze.
Este elenco sólido estará fielmente acompañado por un equipo de grandes voces en los papeles secundarios –Felipe Bou como Angelotti, Moisés Marín como Spoletta, Manel Esteve como Sciarrone–, y que aportarán toda la consistencia narrativa que les exige el libreto y equilibrio musical a unas representaciones en las que la otra gran protagonista será la orquesta. La partitura de Tosca es de una armonía tensa y compleja, una montaña rusa de intensidad de la que tendrá el control el maestro húngaro Henrik Nánási, un habitual en los principales teatros de ópera del circuito internacional y que ha dirigido a las mejores orquestas del mundo. Ahora es el turno de comandar a la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu: una batuta experimentada para terminar de cerrar el equipo que hará que esta nueva Tosca sea inolvidable.