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Obsesiones en mundos paralelos

Es decir, la ópera debe ir más allá de la orquesta y de la voz —de la música y el canto— para ser un receptáculo en el que también cabe la pintura, la arquitectura, la moda y, a medida que la tecnología avanza, también el audiovisual, incluso las nuevas técnicas de creación por medios digitales. La ópera, como el cine, permite expandir nuestra idea de la creatividad y de sus medios asociados, para integrarlos o compararlos, y en cierta medida es como una ventana metafórica a esa realidad que intenta explicarnos la ciencia, que es la posibilidad de que no solo exista nuestro mundo, sino muchos mundos más. La ópera es un lugar desde donde adivinar, desde el arte, la existencia de universos paralelos. 

Sin embargo, Wagner entendía la obra de arte total exclusivamente en el marco de la representación de la ópera. ¿Se puede ir más allá? Se puede, por supuesto, si se concibe el espacio del teatro como un escenario en el que nunca se baja el telón, y la temporada no como una sucesión de estrenos, sino como un gran estreno en el que hay días en los que se interpreta una ópera, pero donde siempre hay algo más en el rincón más inimaginable. En esta temporada 2020/2021, el Gran Teatre del Liceu será una función en sí mismo, y habrá una programación dedicada a la expresión artística que dialogará con la ópera, y que será otra forma de ópera cuando nadie cante en el escenario de la Sala Gran. El “Concierto para el bioceno” del pasado 23 de junio fue solo un preámbulo: en adelante, el Liceu será un espacio para instalaciones como las de la artista Chiharu Shiota, que trabaja con el tejido, los objetos y la luz para crear espacios poéticos que enriquecen la experiencia de la vida, o donde podremos visitar exposiciones como la que se dedicará, de febrero a abril en la Sala Miralls, a la famosa escultura Spider, de la artista Louise Bourgeois, una pieza icónica del moderno arte expresionista europeo, y que refleja nuestra creciente obsesión por el horror. 

En esta búsqueda de conexiones, la temporada del Liceu se complementará con otras formas creativas, pulsiones emocionales o espacios para la reflexión —que son otras maneras de entrar en la ópera, o de salir de ella para enriquecer la experiencia— como la conferencia que dictará en junio el filósofo Nuccio Ordine sobre la obsesión de los celos —a partir de la obra de Ariosto, Cervantes y Mozart—, la exposición de fotografías de la artista barcelonesa Laia Abril del 22 de abril al 30 de junio en el balcón del Foyer —prologada por un audaz taller de selfie el 17 de enero— o el recital poético que, también el 17 de enero, ofrecerá el poeta laureado Joan Margarit en la Sala Grande del teatro. Como en la obra de Chiharu Shiota, las diversas artes son como hilos que se conectan, y no podemos obviar que esas conexiones van más allá del hecho operístico en sí.