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Playlist 'Eugene Onegin'

Basada en una de las historias más conocidas de la literatura rusa del siglo XIX, Eugene Onegin fue la primera ópera que Chaikovski abordó en serio, tras varios éxitos en el ballet y la sinfonía. Planteada inicialmente como una pieza de cámara poco ambiciosa, articulada a partir de escenas líricas, finalmente alcanzó la gloria gracias a su calidad compositiva, la belleza del canto y su capacidad para exaltar emociones profundas.

Acto I. Tatiana

Puskay pogibnu ya, no prezhde

Tatiana es una joven inexperta en el amor; todo lo que sabe —que es poco— se reduce a los libros que ha leído. Sin embargo, cuando conoce a Onegin —que ha acompañado a su amigo Lenski a visitar a la familia Larin, ya que este último corteja a Olga—, los sentimientos de Tatiana se activan. Cautivada por Onegin, decide escribirle una carta en la que confiesa haber descubierto “la ebriedad de la vida”. Con una melodía tan agitada como lírica, la joven canta en ese momento un aria apasionada en la que explotan, como un volcán, todas las emociones que había reprimido hasta ese momento.

 

Acto II. Lenski

Kuda, kuda vi udalilis

Lenski ha desafiado a Onegin a un duelo después de que este ofendiera a su prometida Olga, flirteando con ella públicamente en una fiesta en la casa de la familia Larin. La amistad se ha roto y, en un aria sombría, Lenski empieza a ver un escenario terrible: cabe la posibilidad de que muera y se acabe toda la ilusión que había depositado en su amor por Olga. A la vez, Lenski verbaliza otro de los temas de la ópera: el paso del tiempo, siempre inexorable, y el final de la juventud y sus alegrías. Es un momento grave que Chaikovski resuelve con una música tan triste como profunda.

 

Acto III. Príncipe Gremin

Lyubvi fse vozrasti pokorni

Al final de la ópera, Onegin siente que ha fracasado en la vida: ha perdido a su mejor amigo y la opción de amar a Tatiana. Pasados unos años, en una fiesta de gala, conoce al Príncipe Gremin, que le explica que, después de una vida de incertezas, ha encontrado por fin el amor en una mujer excepcional, que resulta ser Tatiana. El aria, una de las grandes piezas escritas para la tesitura de bajo, resume todas las virtudes musicales de la ópera en su conjunto: una melodía aérea, una orquestación que pasa de la sombra a la luz, y una variedad de sentimientos expresados con belleza y humanidad.