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Playlist 'Antony & Cleopatra'

La partitura de Antony & Cleopatra es un trabajo delicado, en el que se combinan pasajes turbulentos de un modernismo feroz y pasajes vocales de gran exhibición lírica.

Acto I. Cleopatra, Charmian, Agrippa

«Charmian… Give me to drink mandragora»

Cleopatra sufre tras la partida de Antony: su amor es sincero y la ausencia de su hombre le sume en una tristeza que sólo puede mitigar con pociones calmantes. La llegada de un emisario con noticias nos muestra la personalidad volcánica de la reina de Egipto, que se traduce en un lenguaje vocal de gran complejidad, con incontables picos agudos mientras muestra su emoción por saber que Antony sigue vivo y su rabia al conocer también que éste se ha casado con Octavia. La instrumentación de Adams en este pasaje es de las más ricas de la ópera, con ecos expresionistas, minimalistas y orientalistas.

Acto I. Enobarbus, Cleopatra, Antony

«What is it you say?»

Tras una introducción de fabulosos ecos wagnerianos, en Alejandría se desarrolla una escena de alta tensión emocional. Cleopatra y Enobarbus esperan la llegada de Antony, su “emperador”. Ambos están determinados a combatir ante Caesar: es una situación que provoca miedo, pero también estrecha su amor y su fidelidad mutua, emociones que la partitura acompaña con fraseos melódicos y recitativos entre la ternura y la histeria. Una vez la pareja ha sellado su destino, comienza la batalla de Accio, con una fase instrumental fulgurante que muestra la reunión de las naves de guerra en el mar.

Acto II. Cleopatra, Charmian

«Show me, my women, like a queen»

Tras conocer la muerte de Antony y la determinación de Caesar de marchar contra ella, Cleopatra comprende que ha llegado su final y el de Egipto. Pide a sus sirvientas que le vistan adecuadamente para morir y comienza un aria final de gran tristeza que muestra el lado más humano del personaje, y que vuelve a exigir gran capacidad de expresión narrativa por parte de la soprano, que tiene que subir y bajar continuamente por los extremos más dificultosos de su tesitura. La orquestación aquí se vuelve expresiva y culminante, a la altura de un clímax que, no por conocido, resulta menos conmovedor.